Sinopsis:
Mary Toliver, propietaria de plantaciones de algodón, desearía no haber heredado nunca la gran casa familiar, Somerset. Sabe que vendió su alma por las tierras de su familia y ahora quiere evitarle el mismo destino a su sobrina nieta. Percy Warwick, miembro de una próspera familia dedicada al negocio de la madera, y Mary estaban profundamente enamorados y deberían haberse casado… pero decidieron no hacerlo. A partir de ahí, sus vidas y las de sus descendientes debieron enfrentarse al engaño, los secretos y las tragedias que nacieron de esta decisión. Con una diestra e imperturbable voz narrativa, Las rosas de Somerset nos ofrece un lienzo que retrata a tres generaciones atrapadas entre la pasión por su trabajo y el amor.
La opinión de la Mari Mari:
Hace un ratito que he acabado “Las rosas de Somerset” y ahora como siempre me pregunto, ¿Por qué no lo he leído antes? Y mi respuesta es: Porque es bueno, me suele pasar, por eso no me sorprende, dejo un libro aparcado y lo miro y lo miro y voy leyendo otros sabiendo que si lo leo me va a encantar, y ahí lo tengo tiempo hasta que un día le digo “ te llego la hora, es tu turno” y caigo rendida de rodillas ante ese maravilloso libro, porque es ese libro por tanto tiempo ignorado el que me roba la tranquilidad, las horas de sueño, y como no…el corazón.
Un libro con
una saga familiar increíblemente maravillosa,
completa, dura y vibrante de principio a fin, una historia que te
engancha desde la pagina uno y que no declina
en ningún momento.
Empieza con
el cambio de voluntades de una mujer mayor en su testamento, un cambio que ella
lo ve imprescindible para asegurar la felicidad de la que iba camino de ser su
heredera.
Aquí da un
vuelco al pasado para introducirnos en la vida de Mary (la mujer mayor), que
empieza con una muerte importante y… una herencia.
La dejada de un padre hacia su hija,
favoreciéndola frente a los demás miembros de la casa, entrando así un tumor
maligno en esa casa y la relación de
amor y respeto que hasta ese
momento imperaba en esa familia. El tumor se debe cortar de raíz, la
protagonista, que desde ese momento no lleva una vida fácil, teniendo que
lidiar con múltiples desgracias familiares mas, no se da cuenta a tiempo y deja
que el tumor entre también en su vida personal como mujer, anteponiendo dicha
herencia sobre todo. Y en este punto le va muy bien ese refrán que dice “uno no
sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, los trenes se cruzan y cambia lo que
tenía que haber sido por lo que nunca debió ocurrir.
A partir de
ahí, una vida llena de sacrificios, esperanzas, amistad y trabajo duro con
jornadas interminables para paliar la soledad, secretos que terminan sabiéndose,
sacrificios, renuncia a tu propia sangre
por amistad, lealtad y agradecimiento, un amor que no se debe ni se puede
nombrar, y la esperanza que la vida vuelva a repetir su historia de la mano de
dos futuros descendientes, pero con un “The End” totalmente diferente.
Me ha
encantado la historia de amor principal, un hombre que ama sobre toda las
cosas, cargada de momentos emotivos e intensos, peleas y reconciliaciones, bellos
momentos cargados de gran ternura en donde se te pone un gran nudo en el
estomago al palpar el intenso amor que se tienen, me han podido en muchos casos
los nervios, y aunque sabía desde el principio lo que “no” pasa entre ellos, no
por eso dejaba de querer saber más y esperar que cambiara el rumbo en algún
momento. Me he enfadado con ella, con él, con el amigo y con la futura
heredera, menos mal que el segundo protagonista no ha tenido ningún asalto de
estúpido orgullo. Hablaría de muchísimas más cosas que pasan, pero no quiero
desvelar nada para que quien se lo quiera leer se quede como yo me quedaba,
para que haga sus conjeturas como yo las hacía, para que pueda chillar como yo
¡¡Lo sabia!! Y para que puedan emocionarse con las cosas que les van pasando en
la vida en la que si Mary hubiese sido lista, nunca se hubieran metido. Nunca
lo hago pero esta vez la voy a puntuar, le doy un rotundo y redondo 10.
Gracias por la reseña
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