lunes, 27 de enero de 2020

EL CHICO DE LA FILA DE ATRÁS / SUSANNA HERRERO


Sinopsis:
¿Quién es Dylan Carbonell?
¿Ese chico indescifrable, de sonrisas invisibles y miradas impactantes, que copa las revistas y los medios de comunicación?
¿Un genio de la música?
¿La nueva promesa del rock and roll español?

«Subí las escaleras que daban acceso al escenario y me di de bruces con los miles de rostros que me esperaban, impacientes por escuchar el concierto de su vida. Todos ellos me deseaban de alguna manera. Mi cuerpo. Mi mente. Mis manos en los trastes de la guitarra. Todos, menos uno: Hugo Cabana, que me observaba desde abajo con pereza. Cuyas primeras palabras hacia mí no fueron felicitaciones por el espectáculo que acababa de ofrecer ni alabanzas sobre mi físico. Me resultó increíble, porque yo soy Dylan Carbonell, un guaperas. Impactamos. Hugo y yo impactamos. Y fue el fin del silencio».

La opinión de Mari Mari.

Terminado.

En principio debo decir que me costó conectar con la historia, me resultaba un poco monótona.
¿Por qué?

Pues, a ver…

Los diálogos se me hacían un tanto infantiles, frases cortas, pero en demasiada cantidad, ahora, y después de leerlo por completo, supongo que es por la situación, acababan de conocerse, y estaban cohibidos, y tanteándose, supongo.
Una vez pasado el primer tramo, que es el que me ha costado, he entrado en materia, y ya no ha habido dios que me parará.

Gran culpa de este pique que he llevado con las horas para leer, lo han tenido sus dos protagonistas, Dylan y Hugo, me han parecido dos personajes espectaculares, entrañables hasta decir basta, muy bien definidos, y de muy alta categoría, de esos de los que te enamoras hasta las trancas, sin poder remediarlo.

Me han gustado desde el principio, pero me han enamorado ya en la parte en la que la historia me ha abducido por completo.

Dylan es… ¡estoy in love con Dylan! me encanta el aplomo, la original, encantadora y despreocupada forma de ser que muestra en casi cualquier momento, y digo, casi, porque hay momentos para todo.


“Esto es frustrante.
Suerte que yo no me frustro”

Me maravilla su imprevisible y caótica forma de dirigirse, y de hablar, ufff, menuda verborrea, no para, habla por los codos el chico, y luego hablan de las mujeres, ja, eso es porque no se han tropezado con él, el rokero más dicharachero del clan, que parece que habla sin orden ni concierto, aunque después te das cuenta que cierto orden y cierto concierto, siguen. Y el cómo, y porqué cataloga a la gente, es, al igual que él, original y sorprendente, porque es un genio de la música, tiene el don, y su mundo siempre está lleno de sonidos, de notas musicales, de música, por eso, cataloga a la gente por su sonido, y Hugo los tiene todos, tiene una espectacular escala diatónica, que lo fascina.


“Yo soy la polilla.
Él es la bombilla.
¿Cómo no iba a correr detrás de él?”

Aquí llega Hugo, Hugo Cabana, “el nene” para más información. Estoy in love con Hugo, si ¡también!


 Me quedo con los dos. No puedo elegir a uno.

Tranquilo, sensato, guapo, amante de los animales, veterinario, y con la escala diatónica perfecta para el oído del genio, tiene una vida perfectamente estructurada, con sus rutinas, su trabajo, su familia, su casa…pero entra el músico pisando fuerte y el  mundo se le pone patas arriba, su vida ordenada y tranquila deja de serlo de un momento a otro, sin darle tiempo siquiera a pestañear.


¿Podrán el caos y el orden acoplarse?

Los dos juntos son la bomba,  a punto de explotar en cualquier momento, que nervios, que ansiedad tenía cada vez que veía que se venía una escena romántica en ciernes, para luego…mi gozo en un pozo, y vuelta a esperar.

Y me han hecho esperar, los cabrones, porque primero han tenido una relación de amistad, pero, joder que se os veía venir a leguas, esas miradas llenas de pensamientos eróticos, que podrían haber quemado de un chispazo a la mismísima falla del ayuntamiento de Valencia, esas caricias espontaneas sin querer queriendo, esas conversaciones…jolines, tensión sexual con bandera roja, como en la playa, como me han hecho sufrir, mordiéndome las uñas y todo, con los nervios a flor de piel, esperando las escenas de alto voltaje, que sabía llegarían.

Y cuando han llegado… ¡madre mía! aún estoy ojiplatica, escenas eróticas, que a mí no me han parecido vulgares, pero sí, muy románticas, mucho, han llenado las perspectivas de lo que venía siendo una necesidad para mí.



 Perfectos encuentros, ni un pero que poner, muy equilibradas, sin ser excesivas, que eso también cansa.
¡Gracias!

Las relaciones familiares del clan Cabana, que ya hicieron su exhibición en el libro anterior, en este no se quedan atrás, te encariñas de cada uno de ellos, son todos distintos entre sí, pero todos tienen un punto común, la FAMILIA, así en mayúsculas, porque es intensa, me encanta como acogen, como apoyan, como se chinchan entre ellos, como discuten, pero sobre todo, como siempre están ahí los unos para los otros.

Dylan, pobrecico mío, no tuvo la misma suerte, lo que lo marcará y lo hará fuerte,  forjará ese carácter y forma de hacer las cosas tan especial que tiene, sin esperar aprobación alguna (ya hace bien), tendremos retazos del pasado, cortitos, pero significativos, de la vida familiar y afectiva de ambos, que no puedes dejar de comparar, dadas sus abismales diferencias.

Los diálogos son chispeantes, divertidos, sarcásticos, tiernos, románticos. Atrapantes.

La verdad es que me ha gustado muchísimo, mejor decir que me ha encantado, es un libro tan dulce, fresco, ameno, y necesario.

¿Necesario?

Pues sí, me parece tan necesaria la forma de tratar las relaciones homosexuales como lo que son, el amor entre dos personas, ni más ni menos, sin prejuicios, descartando la  controversia como un “no posible”, sería todo tan perfecto que todos fuesen capaces de respetar las decisiones y preferencias afectivas, sexuales, políticas etc. del prójimo, como en esta novela…seríamos la sociedad perfecta, que aún estamos muy lejos de ser.


Este dibujo que ni hecho a posta para este libro. Lo he descubierto en  pinterest,  no he podido resistir el ponerlo.

Es un libro muy bien narrado, muy visual, te metes de lleno en la película preciosa que proyecta la lectura en tu cabeza. Aunque en ningún momento nombra el pueblo en el que transcurren las historias, o yo no me he dado cuenta, que puede ser oye, pero lo del peñón te da una pistaza del quince, Calpe, ese es el lugar al que hay que ir a por un Cabana. Jajaja

Nada más que decir, queda súper recomendado.

Ahora a esperar al siguiente, que creo, sin miedo a equivocarme, que será el de River y Cata, este será de alto voltaje también, y no lo digo en plan erótico, que también, pero estos dos llevan a cuestas una historia de tela marinera.

Hasta prontooooo, espero, sé que no soy muy regular a la hora de publicar, pero es según me vayan las lecturas y el tiempo.