Sinopsis:
¿Quién es Dylan Carbonell?
¿Ese chico indescifrable, de sonrisas invisibles y miradas impactantes, que copa las revistas y los medios de comunicación?
¿Un genio de la música?
¿La nueva promesa del rock and roll español?
«Subí las escaleras que daban acceso al escenario y me di de bruces con los miles de rostros que me esperaban, impacientes por escuchar el concierto de su vida. Todos ellos me deseaban de alguna manera. Mi cuerpo. Mi mente. Mis manos en los trastes de la guitarra. Todos, menos uno: Hugo Cabana, que me observaba desde abajo con pereza. Cuyas primeras palabras hacia mí no fueron felicitaciones por el espectáculo que acababa de ofrecer ni alabanzas sobre mi físico. Me resultó increíble, porque yo soy Dylan Carbonell, un guaperas. Impactamos. Hugo y yo impactamos. Y fue el fin del silencio».
La opinión de Mari Mari.
Terminado.
En principio
debo decir que me costó conectar con la historia, me resultaba un poco
monótona.
¿Por qué?
Pues, a ver…
Los diálogos
se me hacían un tanto infantiles, frases cortas, pero en demasiada cantidad, ahora,
y después de leerlo por completo, supongo que es por la situación, acababan de
conocerse, y estaban cohibidos, y tanteándose, supongo.
Una vez
pasado el primer tramo, que es el que me ha costado, he entrado en materia, y
ya no ha habido dios que me parará.
Gran culpa
de este pique que he llevado con las horas para leer, lo han tenido sus dos
protagonistas, Dylan y Hugo, me han parecido dos personajes espectaculares, entrañables
hasta decir basta, muy bien definidos, y de muy alta categoría, de esos de los
que te enamoras hasta las trancas, sin poder remediarlo.
Me han
gustado desde el principio, pero me han enamorado ya en la parte en la que la
historia me ha abducido por completo.
Dylan es… ¡estoy
in love con Dylan! me encanta el aplomo, la original, encantadora y
despreocupada forma de ser que muestra en casi cualquier momento, y digo, casi,
porque hay momentos para todo.
“Esto
es frustrante.
Suerte
que yo no me frustro”
Me maravilla
su imprevisible y caótica forma de dirigirse, y de hablar, ufff, menuda
verborrea, no para, habla por los codos el chico, y luego hablan de las
mujeres, ja, eso es porque no se han tropezado con él, el rokero más
dicharachero del clan, que parece que habla sin orden ni concierto, aunque
después te das cuenta que cierto orden y cierto concierto, siguen. Y el cómo, y
porqué cataloga a la gente, es, al igual que él, original y sorprendente,
porque es un genio de la música, tiene el don, y su mundo siempre está lleno de
sonidos, de notas musicales, de música, por eso, cataloga a la gente por su
sonido, y Hugo los tiene todos, tiene una espectacular escala diatónica , que lo
fascina.
“Yo
soy la polilla.
Él
es la bombilla.
¿Cómo
no iba a correr detrás de él?”
Aquí llega Hugo,
Hugo Cabana, “el nene” para más información. Estoy in love con Hugo, si ¡también!
Tranquilo, sensato, guapo, amante de los
animales, veterinario, y con la escala diatónica perfecta para el oído del
genio, tiene una vida perfectamente estructurada, con sus rutinas, su trabajo,
su familia, su casa…pero entra el músico pisando fuerte y el mundo se le pone patas arriba, su vida
ordenada y tranquila deja de serlo de un momento a otro, sin darle tiempo
siquiera a pestañear.
¿Podrán el
caos y el orden acoplarse?
Los dos
juntos son la bomba, a punto de explotar
en cualquier momento, que nervios, que ansiedad tenía cada vez que veía que se
venía una escena romántica en ciernes, para luego…mi gozo en un pozo, y vuelta a
esperar.
Y me han
hecho esperar, los cabrones, porque primero han tenido una relación de amistad,
pero, joder que se os veía venir a leguas, esas miradas llenas de pensamientos eróticos,
que podrían haber quemado de un chispazo a la mismísima falla del ayuntamiento
de Valencia, esas caricias espontaneas sin querer queriendo, esas
conversaciones…jolines, tensión sexual con bandera roja, como en la playa, como
me han hecho sufrir, mordiéndome las
uñas y todo, con los nervios a flor de piel, esperando las escenas de alto
voltaje, que sabía llegarían.
Y cuando han
llegado… ¡madre mía! aún estoy ojiplatica, escenas eróticas, que a mí no me han
parecido vulgares, pero sí, muy románticas, mucho, han llenado las perspectivas
de lo que venía siendo una necesidad para mí.
¡Gracias!
Las
relaciones familiares del clan Cabana, que ya hicieron su exhibición en el
libro anterior, en este no se quedan atrás, te encariñas de cada uno de ellos,
son todos distintos entre sí, pero todos tienen un punto común, la FAMILIA, así
en mayúsculas, porque es intensa, me encanta como acogen, como apoyan, como se
chinchan entre ellos, como discuten, pero sobre todo, como siempre están ahí
los unos para los otros.
Dylan, pobrecico
mío, no tuvo la misma suerte, lo que lo marcará y lo hará fuerte, forjará ese carácter y forma de hacer las
cosas tan especial que tiene, sin esperar aprobación alguna (ya hace bien), tendremos
retazos del pasado, cortitos, pero significativos, de la vida familiar y
afectiva de ambos, que no puedes dejar de comparar, dadas sus abismales
diferencias.
Los diálogos
son chispeantes, divertidos, sarcásticos, tiernos, románticos. Atrapantes.
La verdad es
que me ha gustado muchísimo, mejor decir que me ha encantado, es un libro tan
dulce, fresco, ameno, y necesario.
¿Necesario?
Pues sí, me
parece tan necesaria la forma de tratar las relaciones homosexuales como lo que
son, el amor entre dos personas, ni más ni menos, sin prejuicios, descartando
la controversia como un “no posible”,
sería todo tan perfecto que todos fuesen capaces de respetar las decisiones y
preferencias afectivas, sexuales, políticas etc. del prójimo, como en esta
novela…seríamos la sociedad perfecta, que aún estamos muy lejos de ser.
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Este dibujo que ni hecho a posta para este libro. Lo he descubierto en pinterest, no he podido resistir el ponerlo. |
Es un libro muy bien narrado, muy visual, te metes de lleno en la película preciosa que proyecta la lectura en tu cabeza. Aunque en ningún momento nombra el pueblo en el que transcurren las historias, o yo no me he dado cuenta, que puede ser oye, pero lo del peñón te da una pistaza del quince, Calpe, ese es el lugar al que hay que ir a por un Cabana. Jajaja
Nada más que
decir, queda súper recomendado.
Ahora a
esperar al siguiente, que creo, sin miedo a equivocarme, que será el de River y
Cata, este será de alto voltaje también, y no lo digo en plan erótico, que
también, pero estos dos llevan a cuestas una historia de tela marinera.
Hasta prontooooo,
espero, sé que no soy muy regular a la hora de publicar, pero es según me vayan
las lecturas y el tiempo.